Miedo
Tarde de verano. El día llega a su fin. El cielo está limpio. El pequeño display digital, alterna la temperatura de 24ºC con la hora. Observo la plaza, con el Hospital ocupando la mitad del perímetro. La pérgola que cubre la otra mitad de la plaza, está recorrida por bancos colectivos e individuales. El griterío, antes ensordecedor por la presencia de los niños, se ha ido reduciendo y la charla relajada de los mayores en un banco, contrasta con el tonteo y las risas también relajadas de los adolescentes del banco próximo. Los mayores concentrados en sus rifi-rafes no se percatan del foco de atención de los adolescentes, que entre risas, empujones y chirigotas, están pendientes de la evolución de dos perritos, que pugnan por hacerselo con una perrita ”alta”. Percibo la distribución por plantas de esa mole de ladrillo rojo y recientes ventanas de PVC blanco, con la majestuosa escalera central en espiral y totalmente acristalada. Cada planta con una o varias especi