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Mostrando entradas de enero, 2018

No es lo qué parece

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Mi hermano sube corriendo las escaleras que dan acceso a la cocina y cuasi gritando le espeta a mi madre “¡ el perro se muere ! ”, “¡ seguro qué nos lo han envenenado !”. Mi madre también se alarma y pregunta “¿ Qué le pasa ? ” al tiempo que se prepara para acudir en auxilio del animal. Acuden los dos juntos y tratan de reanimarlo. El perro yace en el suelo tendido de medio lado, con sus cuatro patas estiradas, la lengua fuera de la boca y los ojos cerrados. A su lado el cuenco de comida está completamente vacío. Tratan de reanimarlo dándole unos golpecitos en el lomo, levantándole la cabeza y… ¡nada!, el animal, fiero donde los haya, es un peso muerto. Lo colocan sobre una vieja manta y vuelven cabizbajos hacia la casa. Pasó la noche y al día siguiente, el perro estaba junto a su chabola con las orejas gachas y el rabo caído, pero con buen aspecto. Algunos especulamos sobre si el pobre animal tenía algún grado de epilepsia o algo parecido y la necesidad de llevarl