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Santa Maria Magdalena

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  La Arboleda, mi pueblo, celebra sus fiestas patronales el 22 de Julio, festividad de Santa María Magdalena. Este pueblo minero, ha sido durante muchos años el centro de la explotación minera, a cielo abierto, de mineral de hierro en Bizkaia. Hoy en día, la explotación minera es solo un recuerdo para los que vivimos su declive.   Todo el entorno de La Arboleda se movió durante siglos en la tarea de arrancar de las entrañas de la tierra el preciado mineral. Uno de los municipios colindantes al Valle Trápaga, municipio al que pertenece La Arboleda, es el municipio de Galdames que tiene como barrio principal y sede del Consistorio, San Pedro de Galdames. Como sucede en otros muchos sitios, La Iglesia de Santa María Magdalena, se encuentra en la Plaza de su nombre en el centro   del pueblo de La Arboleda, sin embargo su patrona, o mejor dicho la imagen de Santa María Magdalena, se encuentra en una pequeña ermita en el fondo de una

La oveja negra.

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En todo rebaño , siempre hay una o más ovejas denominadas “negras” y no precisamente por el color de su lana que puede ser negra, blanca o blanquinegra. Se denominan así porque no se comportan como las demás ovejas , dóciles, sumisas y tranquilas. Estas ovejas, son muy inteligentes y entran y salen del rebaño según les place, buscan y prueban los pastos según les apetece. En su inconformidad se sienten libres. Dan mucho trabajo al pastor que les azuza el perro para que les muerda en los corvejones. En el rebaño,   también hay uno o varios carneros , a los que el pastor tiene bien enseñados para que dirijan a las ovejas donde él lo desee, carneros que en época de celo alimenta y cuida con especial cuidado. E l mayor peligro en la montaña para el rebaño de ovejas, es el ataque por sorpresa de manadas de lobos o perros asilvestrados. A las ovejas, cuando hace buen tiempo, y no son encerradas en el aprisco o en el corral, les gusta dormir al raso en la zona alta de los montes. El reb

El burro al abrevadero

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Dicen que podrás llevar el burro al abrevadero, pero no podrás hacerle beber, o también que nunca harás crecer un árbol tirando de él. Siendo un niño, entre mis labores, además de los deberes escolares, se encontraba el acercar a los animales de casa, vacas, ovejas, etc… hasta un abrevadero cercano. El animal que más me gustaba llevar al abrevadero era un burro viejo, muy sabio, inteligente y tozudo. Me montaba sobre su lomo y con una pequeña vara le arreaba, dirigiendo su cabezada con la otra mano. Resultó que un día soleado al atardecer, me dirigía con él al abrevadero y la cuestión es que no pudimos alcanzar el mismo, y tuvimos que volver a casa. Aún recuerdo   como, clavando sus patas delanteras y con las orejas gachas, el jodido jumento de pronto se paró a escasos metros del abrevadero, justo por donde circulaba el agua de descarga del mismo, y fui incapaz de que diera un paso más, hacia adelante. En mi ignorancia, no entendía lo que pasaba. Bebiera o no siempre llegábamos

Desconfinamiento COVID-19

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Desconfinamiento Fase1 Ayer tarde-noche como otro día más de desconfinamiento por Covid 19 en Fase 1, a las 20:15 y después de los aplausos a los trabajadores de la sanidad y otros, salí a dar un paseo con mi bastón de apoyo, debido a mi artrosis de cadera. El camino habitual estaba abarrotado de gente, unos corriendo, otros paseando con diferente marcha, incluso algunos haciendo corrillo en mitad del camino, unos con mascarilla y otros sin ella. Después de media hora de paseo en estas condiciones, decidí cambiar de ruta y me interné en un camino desconocido, con mucha pendiente con la intención de dar un rodeo y a la vez disfrutar de la naturaleza y de mí mismo. Cuando habría recorrido unos doscientos metros, encontré en un ensanchamiento del camino, un coche con dos personas dentro, preparándose algún tipo de “mierda” y que me miraron no muy amigablemente. Me hice el loco y seguí trastabillando con mi bastón cuesta arriba. Después empezó a oscurecer más rápidamente y el camin

Tóy tá los...!

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Egunon denoi, Buenos días compañeros y compañeras, porque   seguimos siendo compañeros pese a todo. Tengo aquí un artículo de febrero de 2018 de Juan Soto Ivars titulado “Los putos viejos en pie de guerra”.   https://blogs.elconfidencial.com/sociedad/espana-is-not-spain/2018-02-22/jubilados-congreso-pensiones-manifestacion-viejos_1525779/  Comienza así: “Putos viejos. Los adoro. Los admiro. Los amo. Hoy siembran las calles españolas de furia y de baba y de gritos y de ese ‘after shave’ de garrafón que gastan, me cagüen   diez.”… y sigue y sigue Pues bien, hoy para mi, este artículo que en su día me gustó, me emocionó y despertó en mi la esperanza de que si un articulista joven decía aquello, algo iba a cambiar; pero no. Nada, nada ha cambiado. Hemos salido y hemos inundado las calles con nuestras soflamas, nuestros gritos de guerra y nada ha cambiado. Hemos vuelto a caer en la misma trampa. En nuestra propia trampa. Hemos votado. Nuestro disco duro, nuestro archivo, n

Los Juguetes de Rafita

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Rafita tenía cuatro añitos y como cualquier niño o niña de su edad, y dado que   las condiciones económicas de su familia lo permitían, se bañaba todos los días antes de la cena. La bañera llena con cálida agua y espumoso olor. Rafita disfrutaba tanto ese momento del día, que a veces a sus padres les costaba despegarlo de los sueños y proyectos en los que su joven mente le sumergía. Cuando Rafita se metía en la bañera llena de agua, casi siempre encontraba unos cuantos juguetes flotando en ella y si no los encontraba, ya se encargaba él de acudir a su habitación y recogerlos. Muchas veces era tal la cantidad de espuma que formaba al chapotear con esos juguetes que debía apartarla para verlos o simplemente dejarse llevar por la imaginación en su interacción con ellos. El juguete preferido de Rafita, todos los niños hemos tenido un juguete preferido, era una pequeño animal que se quedaba inmóvil flotando hasta que Rafita le tocaba su colita y entonces giraba sobre sí

El Director de la Banda

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Soy de un pueblo minero, La Arboleda, venido a menos demográficamente. Cuando era un niño y llegaban las fiestas, siempre aparecía la Banda de Música de Portugalete que tocaba en el Kiosko de la Plaza y amenizaba las mismas. Había en el pueblo un chico de alrededor de la treintena que padecía el Sindrome de Down y al que los niños, cruelmente llamábamos “Josemari el tonto” A Josemari, alguien le había dotado de un traje o uniforme de Director de Banda con su gorra de plato, su corbata, sus zapatos de charol, etc…   y…en lugar de una batuta , que usaba el auténtico Director de la   Banda, él llevaba un bastón o makila. La mayor parte del tiempo que duraba la interpretación de la Banda, incluido el pasacalles, era Jose Mari el que se ponía al frente de la Banda y movía su bastón arriba y abajo al ritmo de la música, haciéndonos disfrutar del espectáculo.   Mientras, el verdadero Director empleaba su tiempo en pegarse unos lingotazos por los bares de la zona, charlando y